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jueves, 23 de julio de 2015

EN EL 55º ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DE LA BIBLIOTECA GOYENA

Bernal, 15/08/2014
Saludo a la Comisión Administradora, amigos y colaboradores de la Biblioteca Popular “Pedro Goyena” que festejan los 55 años de una noble tarea en la educación y la cultura quilmeña. No creo que
pueda hacerlo para mis 100.
Por eso yo, Ricardo Angelino celebro la calidez de su gente, las dotes de organización, entusiasmo y don de servicio de su presidenta Ana Aispurú; la omnipresencia y transporte de la bibliotecaria y tesorera Cristina Secco, que desde su silenciosa labor: escucha, atiende, despliega y permanece atenta hasta los menores detalles, como sus hijas Verónica y May; su humildad tiene la consistencia de la piedra dura, que los geólogos, como ella, estudian; a Daniel Hurrell que mantiene estable el edificio y a Chalo Agnelli, por sus aportes constantes a la memoria, su espíritu orgánico, expeditivo y crítico, sus investigaciones históricas, la difusión que hace de su trabajo con generosidad y su consecuente conducta de Maestro.
El don de gentes se reproduce en cada miembro de la comisión administradora y en todos, amigos y colaborador (sepan disculpar que no los recuerde a todos: la memoria es la facultad de olvidar, decían los semiólogos psiquiatras franceses)...
Pero cómo no nombrar a Nilda Deluca, cálida, sensible, coordinadora del Café "Entre Libros", también con tes y finas hierbas literarias ¡Encuentros para sentir, reír a pleno (el humor un dato significativo de salud), escuchar y ser escuchado, que hoy extraño...!
A Damián Novoa, paciente profesor de PC, artista creativo de los "misterios" de la computación. La verdadera salud mental consiste en la capacidad de dar y saber recibir.
La retratista María Rizzo, cuyas pinturas, en particular, la del escritor Cortázar y la del Prof. Juan Carlos Lombán deslumbran a todos por igual!
Quisiera escribir sobre el centenario de Cortazar. Sólo puedo decir, sentir que lamento que no esté (que podría sonar a perogrullo), pero como decía el poeta latino Horacio:”Non omnis moriar.(No moriré entero, quedaré en mis obras).
Pude conocer en mi juventud a Victoria Ocampo, a Rafael Obligado, a Ernesto Sábato, a Manucho Mujica Láinez, enfundado en su capa, mirando de hito en hito con su monóculo fuera de época a mi novia joven y bella, a Borges, no solo en la SADE de la calle Méjico y en su despacho de la Biblioteca Nacional, sino también llevándomelo por delante en la calle Florida, el casi ciego, yo adolescente, que es otra manera de ver o no.. .y también en Bemal, en la Estrada, cuando lo trajo don Felipe Firpo, pero a Cortazar lo conocí en sus obras. 
A una cuadra, de donde hoy vivo, en la vereda de enfrente, donde vive una profesora de literatura, hay una rayuela en sus lajas... podría ser la nostalgia del juego de canicas multicolores, de figuritas, de la payana o de aquellos juegos que cada uno recuerde
de su mejor infancia... Ahora, "el juego de la vida", esta bromita que sentimos... Lo conocí en el argumento de “Casa tomada” que los pacientes internados en la clínica Abrines, recrearon un día, en un escenario dividido en dos ambientes (realidad-fantasía). Fue un remedo del teatro que el Marqués de Sade, tuvo en aquel Hospicio de Charenton...
Respecto a los nombres con los cuales se bautizarán las salas de la Biblioteca, son de personas que pude conocer, algunos como amigos, otros parientes políticos, rotarios o a través de mis abuelos, mis padres o mis hermanos. Con ellos me encuentro en la Goyena personalmente o en su nutrida galería de fotografías. ¡A todos, todos, todos gracias por su humanidad sin vueltas ni resquemores!
Dr. Ricardo Angelino Salvati
Bernal, 15 de agosto de 2014

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