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jueves, 17 de abril de 2014

LIDIA CASTELLINI Y DANIEL SALVANESKY PRESENCIA VIVA DE CARLOS MORAL

La Goyena recibió de la profesora Lidia Castellini la donación de tres libros que llegan para enriquecer la amplia (por no decir gigantesca) bibliografía que posee y que está a disposición de todos quienes gusten de la lectura, de la buena lectura, de las buenas palabras. Dijo recientemente el autor chileno Antonio Skarmeta en el Encuentro Federal de la Palabra, que se desarrolla en Tecnópolis hasta el domingo 13 de abril: "Puede ser que haya perdido en masividad, pero no prestigio. La palabra poética es cada vez más prestigiosa, todos aquellos que la enfrentan y se sumergen en ella sienten que amplían su universo, que son mejores personas, que se comunican mejor."

MOREL, PRESENCIA DE UN OLVIDO
Un libro revelador de la vida y la obra de este plástico argentino, quizá el más auténticamente "artista de pueblo" por la elección de sus representaciones y también el más olvidado, ocultado por los prejuicios de una época, de una clase y de una posteridad esquiva. Quizá desde otra forma de expresión, con la obra y la vida de Morel se puede pensar un paralelismo con la obra y la vida de Hudson, otro quilmeño, que por haber escrito sobre nuestra pampa en inglés y en Inglaterra, también fue relegado tanto de los enjundiosos libros de Historia de la Literatura Universal, de la Literatura Argentina como de la Literatura Anglosajona. Bien explicó ese olvido el profesor Lombán en "Guillermo Enrique Hudson, o el legado inmerecido", del que la editorial 'Buenos Aires Books', próximamente realizará un edición.
En "Morel, presencia de un olvido" de Lidia Castellini y Daniel Salvanescki, están todas las respuestas que nos podríamos hacer sobre Morel que murió en Quilmes el 10 de septiembre de 1894, hará 120 años.
Carlos Morel un hombre de buena cepa criolla, nacido el año en que la histórica Asamblea que le dio a las provincias unidas del Río de la Plata el prólogo de una legislación civil que luego capitulará Vélez Sarsfield, lanzó también los originales trazos en las artes plásticas sin ataduras con el clasicismo académico y sus motivos fueron la vida de la época, la prestancia de los hombres y mujeres que la transitaron, los quehaceres y costumbres y la aliviada naturaleza. Sin pertenecer a ninguna escuela del arte fue el primer romántico, sin quererlo ni saberlo, mucho antes que Echeverría que fue de origen Europeo, pues el de Morel, por su liberación y amplitud no mojó pincel en esa fuente. 
DOS NOVELAS
 Además recibimos dos trabajos literarios que nos muestran más de esta educadora del arte y las letras: "La revista de Julio" y "Con los ojos bajos".

"LA REVISTA DE JULIO"
Es una novela de iniciación cuyo protagonista, un adolescente pueblerino, se va formando impulsado por una pasión amorosa que supera prejuicios, tabúes y convenciones. El amor, la lite­ratura y la amistad son las brújulas que le marcan una ruta en la que se descubre a sí mismo en su interacción con el universo femenino y sus miste­rios, el mundo literario y sus miserias, la amistad y sus incertidumbres no resueltas.



"CON LOS OJOS BAJOS" 
Probablemente una de las marcas de nuestra época sea el señalamiento de la circularidad del tránsito de la humanidad en la historia. A pesar de los siglos transcurridos desde que los pueblos gestaron sus mi­tos, la existencia humana se desenvuelve girando alrededor de los grandes temas que esos relatos na­rran. Amor, muerte, locura, secreto, pasión, ambi­ción, poder. Los personajes de Con los ojos bajos se inscriben en algunas de esas trayectorias y trazan su parábola vital siguiendo el itinerario de esas rutas.
Ambas novelas, además de experiencias contundentes de la condición humana (la más asombrosa, rutilante, frondosa, multiexplicable...), guardan precisas argumentaciones sobre la literatura, el arte y el amor. En "Con los ojos bajos", escribió la autora: "Leer una obra literaria en la que el autor hila sus palabras con geométrica exactitud, enfría los sentimientos, nos deslumbra y nos aleja. En cambio, cierto toque de imperfección, un vacío, un desequilibrio, una línea no esperada, una palabra ripiosa, un sonido que arranca del sueño del éxtasis, son vivificadores del contacto con la obra, la aproximan al espectador hasta penetrarlo"(Pág. 19) Y sobre otras emociones dice Lidia Castellini en esa misma obra: "El dolor del amor existe, no es una fantasía poética, es una incandescencia que abrasa el vientre y sube como una serpiente de llamas hasta ahogar".
Septiembre 2009, presentación de "Con los ojos bajos" de Lidia Castellini, en la foto con Marta Farías y Claudio Mangifesta (Foto Lilia Pereira)

Hay un fuego erótico en ambos libros, sobre todo en  "Con los ojos bajos" y volvemos a dichos de Skarmeta al respecto: "La palabra es hasta más atractiva eróticamente que una imagen. Cuando se usa la lengua para hacer algo más que pegar estampillas, esa persona es una persona seductora. La palabra es erótica cuando se comunica a niveles emocionales que a veces las ideas o conceptos no tienen." (Pág. 128)

Lidia Castellini es licenciada en filosofía, profesora de literatura de la Universidad Nacional de La Plata, docente en la EMBA, crítica de arte e integrante de Instituto de Estudios Pedagógicos, Sociales y Culturales "Aníbal Ponce"; ha publicado en­sayos sobre artes plásticas en co­laboración con otros autores: Arte y recepción; Artes visuales y psi­cología; Morel, presencia de un olvido. Su primera novela, Con los ojos bajos fue publicada por Simurgen en 2009.

La Goyena tiene estas tres nuevas ofertas para nuestros amigos, recibida de dos amigos que son Lidia Castellini y Daniel Salvanescki. 

Y cierro con la respuesta de Skarmeta inquirido sobre su palabra preferida: - Es muy difícil, siempre hay encuestas en las que se pregunta esto y no es fácil definirse porque hay palabras que te cautivan por el sonido y otras, por lo que expresan. Pero si tuviera que elegir una sería amistad. Me gusta el sonido, me gusta la cantidad de vocales que tiene y me gusta que contenga la palabra mi y me gusta lo que significa. 



Chalo Agnelli

 

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