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viernes, 31 de mayo de 2019

"PALABRAS CON HISTORIA" AÑO 16 - N° 184 - MAYO DE 2019

FOTO DE TAPA: De derecha a izquierda, el presidente de la Nación Dr. Arturo Illia, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Dr. Anselmo Marini y el intendente municipal Sr. Ernesto Scrocchi, durante los actos celebratorios del 75° aniversario de la creación del Partido de Florencio Varela (Doto Archivo "El Varelense")
*PALABRAS CON DESPOJO. Amigos de lo ajeno destruyeron importantes archivos históricos
El viernes 26 de abril de este año 2019, en horas de la noche, tomé conocimiento de que una casa de mi propiedad había sido ocupada por intrusos (un hombre, dos mujeres y niños). En la propiedad, vivienda familiar de Romeo Rosselli y Graciela Linari, funcio­naban la sede de un partido político, oficinas de Defensa del Consumidor y de una abogada que realizaba trámites en forma gratuita para personas de escasos recursos. 
Los usurpadores procedieron a vaciar los muebles existentes, destruyendo, volcando en un patio - a la intemperie - y arrojando a la calle ropa, libros, carpetas documentos, fotografías y publicaciones conservadas en el lugar, que constituían un precioso material tanto del archivo de la revista “Palabras con historia”, como del archivo gráfico de “El Varelense” y del Archivo de la Imagen y la Palabra, tareas desempeñadas oportunamente por los propietarios de la vivienda.
El despojo resultó en la destrucción de un material valioso, recopilado por más de 40 años por ambos periodistas y abre un vacío documental imposible de recuperar.
Además, en su ignorancia, los usurpadores destruyeron valiosos ejemplares de libros, por ejemplo una antigua edición de la Historia Argentina de Vicente Fidel López, encuadernada en cuero; varios volúmenes, también añejos, de la Summa Artis, la Historia del Arte” de José Pijoan o el añoso “Buenos Aires desde 70 años atrás”, de José Antonio Wilde. También, colecciones de ejemplares de antiguas publicaciones locales que permitían reseñar una historia del periodismo varelense.
Al destruir la documentación del partido político pusieron en evidencia su brutal desprecio por la vida en democracia y, al desaparecer los archivos de la aboga­da, arrojaron al canasto testimonios de gestiones iniciadas por vecinos para resolver problemas en forma legal.
Ignorancia, brutalidad, soberbia puestas de manifiesto por un grupo de per­sonas que rompieron puertas, destruyeron y desaparecieron muebles y equipos de sonido e improvisaron dormitorios en casa ajena para, finalmente - por acción de una justicia que actuó diligente y rápidamente - ser expulsados y pasar a explicar sus accio­nes ante la Policía local, que se hizo presente en respaldo de la decisión de la Fiscalía de tumo. 
Queda ahora el sabor amargo de la intrusión, de la violación de un domicilio en el que sólo había testimonios del trabajo qué, desde 1976, habían desarrollado en el lugar Romeo Rosselli y Graciela Linari, y de la apacible vida familiar que ambos perio­distas y sus hijos habían compartido allí.
Personalmente, agradezco a los profesionales intervinientes, a los responsa­bles de la Fiscalía N° 6 y al personal de la Comisaría 1o, por haber respondido sin demora ante nuestra denuncia, permitiéndonos recuperar un bien adquirido con el esfuerzo y el trabajo de muchos años. 
Con dolor, sufrimos al ver la propiedad mancillada por inadaptados amigos de lo ajeno. Intentaremos olvidar el agravio y limpiar de esta mancha los mejores recuer­dos de nuestra vida en esa casa. La del techo de tejas, el jazmín amarillo desbordando el muro de la esquina y los ceibos al frente, escenario de una vida con amor, de padres e hijos, de abuelos y nietos. Graciela Linari
NUESTRA "NOTRE DAME 
«Todas las miradas se dirigían a la parte superior de la Catedral... por encima del rosetón central había una gran llama que subía entre los campanarios con turbillones de chispas, una gran llama revuelta y furiosa...» 
Así describe Víctor Hugo (1802 - 1885) en el prólogo de su libro «Nues­tra Señora de París» (conocido como «El jorobado de Notre Dame»), un in­cendio en la centenaria iglesia parisina. 
Siglos después, meses atrás, el fuego que la dañó seriamente, fue visto por el mundo entero.
Aquí, en este distrito del Gran Buenos Aires, una pequeña capilla, soli­taria en medio del campo agreste, que no lucía campanarios ni rosetones, ardió sin testigos, hace diez años. Las lenguas de fuego abrasaron las paredes de ladrillos viejos, amasados en barro, y las ancianas tejas llegadas de Francia más de siglo y medio atrás. 
Las llamas, avanzando sobre el maderamen que las sostenía, pronto lo redujeron a cenizas y escombros.
Más de seis siglos separaban aquel monumento gótico europeo, testigo de grandes hechos de la historia universal, de esta recatada iglesita que, sin oropeles ni vitrales, dio origen a la libertad de culto en el país.
Allá, a orillas del Sena, la sombra altiva de Napoleón coronado; acá, el fervor de los pastores, desafiando soledades y distancias, para llevar la Pala­bra a través de la pampa extensa
Fue Víctor Hugo, también, quien propuso conservar dos monumentos antiguos mientras esperamos la construcción de otros nuevos”. 
Aquí, a años luz de aquella «Notre Dame» soberbia incendiada, antes y ahora, cabe el interrogante: ¿reconstruir una «Notre Dame» moderna, que deje traslucir en su estructura y en su estética la evolución de la historia de sus ocho siglos y medio de vida, apelando a tecnología sofisticada?
¿O debe seguir siendo una réplica del original? 
En Francia, «Notre Dame» es un símbolo.
En Florencio Varela -en la provincia de Buenos Aires, en la República Argentina- la Capilla Saint John (San Juan), es apenas un recuerdo, derruido y abandonado, de una historia que fue y ya no es.
No se la ha reconocido como símbolo; ni aquellos presbiterianos que la fundaron -y la abandonaron - ni aquellos otros que, feligreses de otros cultos, la ignoraron. No era la más alta, ni la más amplia, sí era la más vieja de ese culto en la Provincia.
Las iglesias - como algunos otros edificios - son pensados como monu­mentos que deben trascender a su tiempo, no para asegurar su inmortalidad sino, más bien, para preservar lo intangible: el contenido silencioso de un cre­do, la Palabra. Del Dios que sea. 
Otro genio de la Humanidad, éste músico, Gustav Mahler, acuñó una frase que cobra sentido frente a esos hechos: «La tradición es mantener la llama, no adorar las cenizas».
Otra llama, esa que no quema sino que enciende el espíritu de cada ser humano y trasciende la materia.
Allá, en París, planifican obras; aquí, en Florencio Varela, lloramos ce­nizas y escombros. 
*PALABRAS CON HOMENAJE Sebastián Campos, bombero, hay una calle para recordarlo.
*PALABRAS EDITORIALES Centenario, Doña Flora, una mujer arrolladora 
*PALABRAS DE MUJER María Elena Walsh, femenina y feminista. 
*PRIMER SIGLO (Para seguir con la historia reciente de Florencio Varela) 1966: Una Escuela Industrial al cumplir F. Varela 75 años (Pp. 7 a 10)
 *PALABRAS CON MEMORIA Miguel Ángel Arrascaeta Un "valiente soldado", e la zona rural a las trincheras, en Malvinas (Pp. 11 a 13) Una nota que conmueve el alma y renueva la angustia y el dolor de tantas familias argentinas, que en aquel fatídico 1982, transcurrían días y noches con un único pensamiento. ¿Para qué? ¡Para alimentar la vanidad y la soberbia de una lacra militar que se creyeron los salvadores de la patria y lanzaron a jóvenes a esa trampa mortal de la que tantos, como Miguel Ángel Arrascaeta no volvieron!

(Testimonio recogido por la agrimensora Analía Hebe Fariñas en enero de 2009; que desde el N° 183 "Palabras con Historia" publica, sobre la participación, en la Guerra del Atlántico Sur, de los jóvenes conscriptos varelenses fallecidos en combate) 
*PALABRAS PARA LEER, VER Y ESCUCHAR con libros, fotografías, artes plásticas, talleres de lectura, el Jardín del Recuerdo de la Sociedad Civil Mi Pueblo, Fiesta de la Miel en el Museo Hudson, despedido a un amigo y ferias pro-Hospital "Mi Pueblo". 
*PALABRAS CON EVOCACIÓN Hace más de seis décadas una alumna de 6° grado evoca a Eva Perón, al año de su muerte.

"En el baúl de los recuerdos, entre álbumes de fotos amarillentas y antiguos libros de lectura, encontré un viejo cua­derno de 1953, testimonio de mis años es­colares. En sus páginas, la evocación de las fechas del natalicio y el fallecimiento de Eva Perón - el 7 de mayo de 1919 y el 26 de julio de 1952, respectivamente - cum­plida de acuerdo con los planes de estu­dio de la época en las escuelas públicas de la ciudad de Buenos Aires. 
A un año de la muerte de la 'Abanderada de los Humildes' yo cursa­ba el 6o grado, el último de la enseñanza primaria. 
Aquel 7 de mayo de 1953, la joma­da escolar se inició con la clase de geo­metría, en la que aprendimos a reconocer un cuadrilongo (o rectángulo) y a averi­guar su perímetro y superficie y en la hora siguiente hablamos del Día de la Minería, instituido para guardar memoria de otro 7 de mayo, pero de 1813, fecha en la que se redactó la primera ley de fomento de la actividad minera en el país.
Tras el recreo largo de la media mañana, después del mate cocido con le­che y la factura con la que merendábamos, pasamos a conmemorar el 'naci­miento de la Jefa Espiritual de la Na­ción' (en este mayo cumpliría 100 años), copiando un capítulo de su libro 'La razón de mi vida' y concluimos la jorna­da redactando una composición sobre el otoño: 'Lluvia de hojas'.
El 24 de julio - fecha próxima a la de su fallecimiento - la primera clase, dedi­cada a aritmética, aprendimos sobre el peso específico de los elementos; luego, en la hora de Lenguaje recibimos nocio­nes de ortografía  - homónimos y parónimos - y en la de Religión, el tema fue la Santa Misa.
Para evocar la fecha de su deceso - Evita tenía apenas 33 años - transcribimos en el cuaderno algunas de sus expresio­nes, rescatadas de discursos pronuncia­dos en su muy breve, pero efectiva vida política al lado de su esposo, el general Juan Domingo Perón, presidente de la República." G.L. 
SU PENSAMIENTO
Abrazada a la Patria, todo lo daré, porque hay po­bres en ella todavía, porque hay tristes, porque hay desespe­rados, porque hay enfermos.


Mi alma lo sabe, mi cuerpo lo ha sentido. Pongo junto al alma de mi pueblo mi propia alma. Le ofrezco todas mis energías, para que mi cuerpo sea como puente tendido hacia la felicidad común.”
"Palabras con Historia Año 16 - N° 184, Mayo de 2019. Graciela Linari
Compilación Chalo Agnelli
Todos los números de Palabras con Historia pueden hallarse en la Biblioteca Popular Pedro Goyena