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martes, 16 de junio de 2015

BIBLIOTECAS RODANTE Y VOLADORAS



En estos cargados estantes,
miles y miles de páginas esperan el centelleo de una curiosidad inicial
o la firme luz que siempre es la duda que busca su propio esclarecimiento.”
Una de las múltiples formas en que la Biblioteca Goyena realizó obra de extensión a lo largo de sus casi 56 años, figuró la de acercar
el li­bro a lectores que por causas excepcionales o anormales, no podían concu­rrir a la sede, que en esa época estaba en un local del Mercado Municipal. Así se hizo con los enfermos internados en el Hospital Isidoro Iriarte, en el Hospital Julio Méndez de Bernal y en la Clínica Abrines.
E1 material de lectura para los enfermos era cuidadosamente seleccionado. Se reemplazaba con la fre­cuencia que aconsejaba el deterioro o pér­dida del material biblio­gráfico. También se ofrecía material de la hemeroteca.
Para transportar el material de lectura se utiliza una mesa ro­dantes, de 0.70 m. de altura por 0.30 m. de ancho, con dos divisiones: una supe­rior para ubicar ordenadamente los li­bros y otra inferior para colocar los que devuelve el enfermo.
La atención de la Biblioteca Rodante estaba a cargo de los miembros más jóvenes de la Institución. Por lo general eran alumnos de la Escuela Normal que acompañaban este servicio fuera de horario escolar.
La Biblioteca tenía en el Hospital Iriarte un depósito para guardar material bibliográ­fico. Se descartaba la posibilidad de contagio, pues el papel no se consideraba fácil vehículo de transmisión de enfermedades.
LOS LIBROS VOLADORES
Actualmente los “goyenos” nos hemos abocado a despegar con “los libros voladores”, producir terremotos en las estanterías. La idea es lanzar libros al viento para que lleguen
a todos; niños y adolescentes y  que lo palpen, lo huelan, lo lean y lo relean si quieren, aunque sean dos o tres páginas. Libros nuevos, viejos y cansarlos de tanto andar. Y si en una casa no hay biblioteca o por lo menos una pequeña estantería con algunos pocos libros, que el libro que se lleven sea el fundador el "libro fundamental" de su propia biblioteca. Si no quiere conservarlo puede devolverlo, intercambiarlo o regalarlo. Luego, más adelante, nos encontramos para contarnos qué pasó con el libro, cuál fue el rumbo que tomó.
Comisión Administradora 
 

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