Cuatro nuevos números recibió la Goyena de la revista varelense de la periodista e historiadora Graciela Linari, "Palabras con Historia": 181; 182; 183 y 184. Y como solemos hacer describiremos en mínimamente sus contenidos. Estas y toda la colección de Palabras con Historia están a disposición de los interesados en la Biblioteca Popular Pedro Goyena de lunes a viernes de 9 a 15 hs. Y quienes quieren comunicarse con la redacción de la revista deben hacerlo a palabrasconhistoria@yahoo.com.ar
La foto de tapa del N° 181 es una página de la publicación del periódico "Nueva Era" del 30 de enero de 1941, en la que se reproduce el plano que acompaña el expediente de la sucesión de Brígida de la Cruz.
En el año 1805, don José Ricardo Godoy
establece una estancia en sus campos, adquiridos ese mismo año a don Cristóbal
E. Bellido y doña Justa Suárez, que denomina Orqueta - Cura, respondiendo al
origen del nombre por el cual eran conocidas esas tierras en aquel entonces.
La estancia Orqueta - Cura abarcaba
una superficie de 1870 hectáreas, 23 áreas y 58 centiáreas 58 hectáreas y en su
límite noroeste, un brazo de agua conocido entonces por el nombre de Arroyo de
Gaete, formaba una horqueta con otro afluente
de menor caudal. Esta característica topográfica de esas tierras, fue quizás,
el origen de tal denominación. Con el correr de los años, y producida la
muerte de Don José Ricardo Godoy y la de su señora esposa, Doña Brígida de la
Cruz de Godoy, esas tierras se dividen en fracciones que se adjudican a los
respectivos herederos, Juana Godoy, Román Godoy, Inés Godoy, Felipe Godoy,
Sinforosa Godoy de Collazo, Hilario Godoy y Rosalía Godoy de Contreras.
FUE
EN FEBRERO…
El domingo 18 de febrero de 1855 abre sus
puertas para permitir el acceso de sus primeros fíeles la Capilla consagrada a
St. John, primera del culto presbiteriano en la provincia de Buenos Aires,
construida en Quilmes (hoy territorio de Florencio Varela)
Oficia la ceremonia ese día el Reverendo
James Smith., un pastor que, desde la ciudad viaja regularmente a la zona rural
del Distrito para llevar la Palabra y establecer un nexo entre los devotos del
culto dispersos en el ámbito provincial.
Han transcurrido ya treinta años desde que
aquel puñado de escoceses emprendieran la aventura de cruzar el océano y
asentar sus hogares en esta tierra virgen, que les abrió los brazos en cordial
acogida y aceptó que aquí, en completa libertad, pudieran celebrar el oficio
divino, en sus casas particulares o en sus propias iglesias y capillas.
Pasaron ya treinta años de esta historia de
trabajo, de sacrificio y de fe. De desencuentros, abandonos y partidas. De
sequías, rebaños y cosechas.
Pero prevalece en ellos, como incentivo para
los descendientes de aquellos antepasados que quedaron en la isla lejana,
aquellos que les legaron el credo de su tierra natal, la idea de construir su
iglesia.
Aquellos, los que habían llegado al Río de la
Plata en 1825 y se habían instalado en Monte Grande, en la primera y única
colonia de escoceses que llega a estas orillas, tras la batalla de Puente de
Márquez -el 25 de abril de 1829- comienzan a dispersarse.
Fallecidos los más ancianos, muchos de sus
descendientes han tomado otro rumbo en busca de mejores horizontes. Y es allí
donde destaca la figura del Reverendo Smith quien, a caballo, bajo el sol
ardiente o la lluvia impiadosa, desanda leguas en busca de fieles para su
rebaño.
La población angloparlante ha ido disminuyendo
en los cuarteles sureños, antaño dedicados a la ganadería ovina y, en
consecuencia, también ha disminuido notoriamente la actividad, probablemente
por “agotamiento del
eufórico ciclo del lanar que se iniciara a mediados del siglo XIX en la economía
nacional”. (1)
Gradualmente, el ganado bovino ha ido ganando
espacio al tiempo que va modificándose, también, la conformación poblacional.
La tierra, lentamente, va pasando de las manos de los escoceses e ingleses a
las de italianos y españoles; se incrementan la agricultura cerealera y la
ganadería vacuna, para producción lechera.
Profundamente religiosos, los presbiterianos,
perseverantes y austeros, aúnan esfuerzos y, treinta años después de su
desembarco en esta tierra fértil y generosa, coronan su anhelo y abren, en este
desolado rincón de la pampa bonaerense, su iglesia. La primera en la Provincia,
consagrada a San Juan - para ellos St. John- en un febrero, hace 164 años.
(1).- Levoratti, Jorge H. - “Los orígenes de
Florencio Varela —1830/1918— Ed. Estilo Gráfico - Témperley – 1996
* PALABRAS CON MEMORIA: José Luis Korpic, en los '70, informando por Monteagudo.
* PALABRAS CON DESPEDIDA: OSVALDO BAYER, UN HOMBRE DIGNO QUE “SE
FUE EN SU LEY”
“Eligió la fecha exacta...” - dijo su hijo en la carta de despedida. “Se fue en su ley ” -añadió. “Estoy convencido de que sus prisas se debieron a la realidad del país. Había jurado que iba a llegar ‘molestando ’, como decía, hasta los cien años."
“Eligió la fecha exacta...” - dijo su hijo en la carta de despedida. “Se fue en su ley ” -añadió. “Estoy convencido de que sus prisas se debieron a la realidad del país. Había jurado que iba a llegar ‘molestando ’, como decía, hasta los cien años."
... Pero la realidad lo venció, ya no tenía explicaciones por lo
que leía en los diarios y escuchaba en las calles.
Era la tarde del 24
de diciembre. “Como buen anarco - explica su hijo - y para joder a todos los que prendíamos las velas de un
arbolito verde... se fue jodiendo a la Iglesia."
Para mí, una más que abrevó en su pensamiento y en su
conducta, se fue un prócer. Un hombre pensante, consecuente con sus ideas, respetuoso de su profesión, ésa que me llevó a conocerlo a mediados de los ’60, cuando mediaba en un conflicto surgido en el matutino “El Mundo”, el ya desaparecido tabloide de Editorial Haynes. Y yo, apenas una voluntariosa estudiante de periodismo por aquellos años, tuve el privilegio de charlar con él, cara a cara... Su cabello aún no era blanco pero sus ojos sí eran azules y transparentes... color de cielo. Su discurso, claro; su palabra, fuerte...
Para mí, una más que abrevó en su pensamiento y en su
conducta, se fue un prócer. Un hombre pensante, consecuente con sus ideas, respetuoso de su profesión, ésa que me llevó a conocerlo a mediados de los ’60, cuando mediaba en un conflicto surgido en el matutino “El Mundo”, el ya desaparecido tabloide de Editorial Haynes. Y yo, apenas una voluntariosa estudiante de periodismo por aquellos años, tuve el privilegio de charlar con él, cara a cara... Su cabello aún no era blanco pero sus ojos sí eran azules y transparentes... color de cielo. Su discurso, claro; su palabra, fuerte...
Aún no era el autor de “Los vengadores de la
Patagonia trágica” su libro, más conocido como “La Patagonia rebelde” (1); ni
el defensor de “Las putas de San Julián” (2)... Tampoco el que incitaba al
derrocamiento de los bronces en que cabalgaba Roca por tierras usurpadas...
sentires éstos que germinaban ya en su mente y que fue sembrando por años para
contagiar anhelos de libertad e igualdad.
“Necesitaba conocer más verdades... ” -dice la carta. “No
tenía tiempo para esperar”
- continúa la esquela - “porque tiene que sentarse a tomar un café
con su compañero Rodolfo, con su amigo Haroldo, con Paco (3).... También
quiere anotar la historia de la desaparición y asesinato de Klaus, porque la de
Elizabeth (4) ya la había descubierto y denunciado."
Pero, sobre todo, esperaba juntarse con todos los anónimos que
lucharon por creer en una justicia terrenal, por no haber claudicado, por no
darse por vencidos. A esos anónimos que luchan todos los días. Sin aparecer en
los diarios. A esos a los que el Viejo siempre escuchó y les dio voz.
“Viejo querido, gracias por todo lo que nos enseñaste, como hijos,
como militantes, como ciudadanos, como seres humanos”.
Cierra la carta su hijo, en la que expresa el
sentimiento plural de sus hermanos, con un abrazo.
Yo, apenas una más, abrazo en mi memoria su
figura, atesoro su ejemplo y guardo, por siempre, la gratitud y el respeto que
Osvaldo Bayer supo ganarse en su larga vida.
GRACIELA LINARI
1.- La obra abarca cuatro volúmenes, los tres
primeros publicados en la Argentina entre 1972 y 1974 y el último, publicado en
Alemania en 1978, adonde Bayer debió exiliarse luego del golpe de marzo de
1976.
2.- Bayer hace mención de un grupo de mujeres que, en esa localidad patagónica, se negaron a atender sexualmente a los militares que actuaban en la represión de los obreros lugareños.
3.- Se refiere a Rodolfo Walsh, Haroldo Conti y Paco Urondo, hombres de letras desaparecidos durante el gobierno militar iniciado en 1976.
4.- Cita a dos estudiantes -ella alemana y él argentino- asesinados por el gobierno de facto por facilitar la salida del país de ciudadanos perseguidos por la dictadura militar.
2.- Bayer hace mención de un grupo de mujeres que, en esa localidad patagónica, se negaron a atender sexualmente a los militares que actuaban en la represión de los obreros lugareños.
3.- Se refiere a Rodolfo Walsh, Haroldo Conti y Paco Urondo, hombres de letras desaparecidos durante el gobierno militar iniciado en 1976.
4.- Cita a dos estudiantes -ella alemana y él argentino- asesinados por el gobierno de facto por facilitar la salida del país de ciudadanos perseguidos por la dictadura militar.
* PRIMER SIGLO: 1963: Cinco comisionados hasta que, en julio ¡elecciones" (4 páginas que continúan desarrollando la historia de Florencio Varela desde sus orígenes hasta recién...)
* PALABRAS PARA LEER, VER Y ESCUCHAR: Obras de arte y un libro de hsitoria al cumplir Florencio Varela 128 años.
Anuncio de la presentación del libro "La Estancia de la familia de Félix de la Cruz" una obra de la agrimensora Analía H. Fariñas.
Presentación que se concretó el 7 de diciembre de 2018 en la Sociedad Civil Mi Pueblo de Florencio Varela.
* EN PALABRAS CON HISTORIA (Pp. 13 a 15) Graciela Linari se extiende sobre este libro:
Trescientas
páginas, organizadas en nueve capítulos, nos cuentan una historia de cuatro
generaciones que transitan su vida a lo largo de tres siglos. Tal el contenido
de “La Estancia de la Familia de Félix de la Cruz” (Origen del Partido de
Florencio Varela),
un documentado libro de Analía Hebe Fariñas editado
recientemente por su autora, con la colaboración de su hermana Adriana,
paciente fotógrafa e ilustradora de la obra.
Analía,
agrimensora, reconoce que nunca fue escritora y que no es profesora de
historia, es “simplemente, una investigadora aficionada que desea compartir
los conocimientos recabados en los distintos archivos históricos”.
Y lo hace
bien. Con dedicación, rigurosidad, capacidad analítica y curiosidad latente
para plasmar, en esta obra, una compleja saga que arranca en la segunda mitad
del siglo XVIII con el matrimonio de Félix Lorenzo de la Cruz - iniciador de esta historia -
y María Margarita Marques, celebrado en la antigua parroquia provisoria del
Curato del Pago de la Magdalena, hoy parroquia de la Inmaculada
Concepción, en Quilmes, en 1752.
No hay comentarios:
Publicar un comentario