Una nota del
diario “El Sol” del sábado 30 de agosto de 1969, con una entrevista a la
profesora Ana Inés Manzo,[1]
directora fundadora de la Biblioteca Popular Pedro Goyena, acerca de la
situación de las Bibliotecas Populares. Certifica que la cuestión siempre,
desde hace 50 años, es la misma, con distintos picos de intensidad. En el caso
que argumenta esta nota - si bien estos hechos se produjeron durante la dictadura
cívico-eclesiástica-militar autodenominada “revolución argentina” - es la
intempestiva imposición de las autoridades municipales para que la Biblioteca
abandone el local que ocupaba en el viejo Mercado Municipal.
La Biblioteca debió trasladarse a los locales Nº 19 y Nº 20 de mismo Mercado, sobre la calle Olavarría, donde permaneció hasta 1987, cuando por otra decisión improcedente de las autoridades municipales de la democracia debió partir definitivamente del centro de Quilmes para trasladarse a La Colonia. Y, a su vez, lo que fue la usurpada plaza Pinto, quedó ‘definitivamente’ confiscada con falaces argumentos.
Este 2019, hemos sorteado dificultades impredecibles, sin embargo la buena voluntad de un grupo de voluntarios sostuvimos estoicamente, pero con alegría por la tarea realizada, nuestras 10 Bibliotecas Populares de Quilmes. (Chalo Agnelli)
La Biblioteca debió trasladarse a los locales Nº 19 y Nº 20 de mismo Mercado, sobre la calle Olavarría, donde permaneció hasta 1987, cuando por otra decisión improcedente de las autoridades municipales de la democracia debió partir definitivamente del centro de Quilmes para trasladarse a La Colonia. Y, a su vez, lo que fue la usurpada plaza Pinto, quedó ‘definitivamente’ confiscada con falaces argumentos.
Este 2019, hemos sorteado dificultades impredecibles, sin embargo la buena voluntad de un grupo de voluntarios sostuvimos estoicamente, pero con alegría por la tarea realizada, nuestras 10 Bibliotecas Populares de Quilmes. (Chalo Agnelli)
BIBLIOTECA
POPULAR “PEDRO GOYENA” Y UN DESLIZ QUE NOS CONCIERNE A TODOS
El Sol 30/8/1969
Que las
bibliotecas populares están sorteando un momento de crisis, ya no es novedad
para nadie. Surgidas
de la unión
espontánea de buenas
voluntades que se dispusieron a culturalizar, o por
lo menos
tratar de hacerlo, al medio social donde nacieron,
vieron su vida amenazada por distintos obstáculos. Uno de ellos es el
escaso
apoyo oficial, y otro la indiferencia casi
absoluta del ente encargado de su protección, como es la
Comisión
de Protección a Bibliotecas Populares,
dependiente del Ministerio de Educación.
Este es un problema general y así lo certifican las palabras del señor José Edmundo Clemente, vicedirector de la Biblioteca Nacional, que en ocasión de su visita a la Biblioteca Franklin de San Juan, emitió los siguientes conceptos: “La biblioteca es de la sociedad y ella debe mantenerla; la comunidad toda a quien sirve... todos los esfuerzos en favor de la cultura se hacen a costa del bibliotecario. Es necesario, que en esta época en que está en crisis la civilización por la barbarie, el Gobierno y el país todos tomen conciencia de que no se puede promover cultura con el sacrificio del encargado de la biblioteca, que desempeña su puesto como un apostolado”...
La Biblioteca Popular “Pedro Goyena” de Quilmes, no se ve desligada de estos avatares.
A los diez años de su fundación - el 15 de agosto de 1959 -, se vio poco menos que conminada a abandonar su sede de Humberto Primo y Moreno, local N° 10 del Mercado Municipal.
- “Aunque ya sabíamos que por remodelación del Mercado Municipal íbamos a tener que mudarnos, pedimos por favor que se nos comunicara con tiempo adonde se nos destinaría para poder trasladar los libros” - expresó la presidenta de la Comisión Directiva de la Biblioteca Popular “Pedro Goyena, señora Ana Inés Manzo de Torrico.
- “Sin embargo – continuó - de buenas a primeras fuimos urgidos a abandonar el local, de un día para otro”.
Manifestó enseguida, que ante tal orden, miembros de la Biblioteca fueron a gestionar la demora - “… por lo menos de tres días más para poder, por consiguiente, retirar los textos y acondicionar el nuevo local”.
Cuál no sería la sorpresa, de los representantes de la institución, al hablar con distintas personas y constatar que nadie se responsabilizaba de la directiva dada. No obstante no se cedía terreno, aludiendo que la empresa contratista que debía derrumbar la pared para ampliar el lugar, (que se destinará a guardería infantil) tenía ya fijada la fecha de iniciación de los trabajos, y en caso contrario la Municipalidad deberá indemnizar el atraso. [2]
Después de infructuosos intentos de hablar con el intendente (de facto) y discutir las razones con el entonces secretario interino de Bienestar Social, profesor Agustín Bottaro, se concedió un día más de plazo.
—“Durante todo el día, estuvimos acarreando libros, y volcándolos empaquetados en el nuevo local, de Olavarría 180 (locales 19 y 20). Parecía inentendible, que era imposible llevarlos de un día para otro, ya que están agrupados por materia, y así debíamos retirarlos”.
Quien se acerque hasta su residencia, podrá comprobar que en una pequeña dependencia yacen aún libros apilados y desordenados por la brusquedad del cambio y expuestos al deterioro por la gran humedad del local.
—“Yo pregunto - agregó la señora de Torrico -, en conocimiento de que el artículo 56 ‘in fine’ de la Ley Orgánica de las Municipalidades confiere derecho de uso y ocupación gratuita de inmuebles municipales a entidades de bien público con personería jurídica ¿Qué seguridad da la Municipalidad a estas instituciones? Porque ahora estamos establecidos nuevamente, pero ¿hasta cuándo?
Esta incertidumbre de un nuevo lanzamiento se justifica ante la aseveración del profesor Bottaro, secretario de Gobierno y Cultura: “¡Y no se hagan muchas ilusiones porque allí estarán a lo sumo un año más!”
La Biblioteca Pedro Goyena se mantiene exclusivamente con la cuota de los asociados No recibe subvenciones de ninguna especie y cuenta con un caudal aproximado de 5.300 libros, sin contar las láminas y los folletos. La cercanía con el anexo de la Escuela Normal, hace particularmente útiles estos últimos materiales didácticos.
Lo que trasciende de esta crónica de los hechos no es únicamente lamentar lo sucedido. Es importante que la comunidad tome conciencia y se preste a trabajar por lo que es en su absoluto beneficio. [3] Por ello es importante recalcar, que si el pueblo de Quilmes no se ocupa por fomentar y apoyar plenamente sus corporaciones culturales, éstas, tarde o temprano, desaparecerán.
Este es un problema general y así lo certifican las palabras del señor José Edmundo Clemente, vicedirector de la Biblioteca Nacional, que en ocasión de su visita a la Biblioteca Franklin de San Juan, emitió los siguientes conceptos: “La biblioteca es de la sociedad y ella debe mantenerla; la comunidad toda a quien sirve... todos los esfuerzos en favor de la cultura se hacen a costa del bibliotecario. Es necesario, que en esta época en que está en crisis la civilización por la barbarie, el Gobierno y el país todos tomen conciencia de que no se puede promover cultura con el sacrificio del encargado de la biblioteca, que desempeña su puesto como un apostolado”...
La Biblioteca Popular “Pedro Goyena” de Quilmes, no se ve desligada de estos avatares.
A los diez años de su fundación - el 15 de agosto de 1959 -, se vio poco menos que conminada a abandonar su sede de Humberto Primo y Moreno, local N° 10 del Mercado Municipal.
- “Aunque ya sabíamos que por remodelación del Mercado Municipal íbamos a tener que mudarnos, pedimos por favor que se nos comunicara con tiempo adonde se nos destinaría para poder trasladar los libros” - expresó la presidenta de la Comisión Directiva de la Biblioteca Popular “Pedro Goyena, señora Ana Inés Manzo de Torrico.
- “Sin embargo – continuó - de buenas a primeras fuimos urgidos a abandonar el local, de un día para otro”.
Manifestó enseguida, que ante tal orden, miembros de la Biblioteca fueron a gestionar la demora - “… por lo menos de tres días más para poder, por consiguiente, retirar los textos y acondicionar el nuevo local”.
Cuál no sería la sorpresa, de los representantes de la institución, al hablar con distintas personas y constatar que nadie se responsabilizaba de la directiva dada. No obstante no se cedía terreno, aludiendo que la empresa contratista que debía derrumbar la pared para ampliar el lugar, (que se destinará a guardería infantil) tenía ya fijada la fecha de iniciación de los trabajos, y en caso contrario la Municipalidad deberá indemnizar el atraso. [2]
Después de infructuosos intentos de hablar con el intendente (de facto) y discutir las razones con el entonces secretario interino de Bienestar Social, profesor Agustín Bottaro, se concedió un día más de plazo.
—“Durante todo el día, estuvimos acarreando libros, y volcándolos empaquetados en el nuevo local, de Olavarría 180 (locales 19 y 20). Parecía inentendible, que era imposible llevarlos de un día para otro, ya que están agrupados por materia, y así debíamos retirarlos”.
Quien se acerque hasta su residencia, podrá comprobar que en una pequeña dependencia yacen aún libros apilados y desordenados por la brusquedad del cambio y expuestos al deterioro por la gran humedad del local.
—“Yo pregunto - agregó la señora de Torrico -, en conocimiento de que el artículo 56 ‘in fine’ de la Ley Orgánica de las Municipalidades confiere derecho de uso y ocupación gratuita de inmuebles municipales a entidades de bien público con personería jurídica ¿Qué seguridad da la Municipalidad a estas instituciones? Porque ahora estamos establecidos nuevamente, pero ¿hasta cuándo?
Esta incertidumbre de un nuevo lanzamiento se justifica ante la aseveración del profesor Bottaro, secretario de Gobierno y Cultura: “¡Y no se hagan muchas ilusiones porque allí estarán a lo sumo un año más!”
La Biblioteca Pedro Goyena se mantiene exclusivamente con la cuota de los asociados No recibe subvenciones de ninguna especie y cuenta con un caudal aproximado de 5.300 libros, sin contar las láminas y los folletos. La cercanía con el anexo de la Escuela Normal, hace particularmente útiles estos últimos materiales didácticos.
Lo que trasciende de esta crónica de los hechos no es únicamente lamentar lo sucedido. Es importante que la comunidad tome conciencia y se preste a trabajar por lo que es en su absoluto beneficio. [3] Por ello es importante recalcar, que si el pueblo de Quilmes no se ocupa por fomentar y apoyar plenamente sus corporaciones culturales, éstas, tarde o temprano, desaparecerán.
Sedes que tuvo la Biblioteca Goyena
a lo largo de sus 60 años:
1.- Círculo Católico de Obreros de
Quilmes, del 15/8/1959 al 30/5/1961
2.- Local N° 5 del ex Mercado
Municipal, del 1/5/1961 al 13/7/1964
3.- Local N° 19 del ex Mercado, del
14/7/1964 al 30/8/1969
4.- Local 19 y 20 del ex Mercado,
del 1/9/1969 al 31/12/1987
5.- Propiedad cedida por el Club
Alberdi del 1/1/1988 hasta la actualidad, calle San Luis 948 entre Larrea y
Azcuénaga. [4]
Todas las mudanzas fueron dirigidas
y coordinadas por la Prof. Manzo, la Comisión Directiva de los distintos
períodos y lo que fue la Comisión Juvenil, que hoy dirige la Institución.
Compilación, invetigación y argumentación Prof. Chalo Agnelli/2019
NOTAS
[1]
Ver en EL QUILMERO del
jueves, 23 de julio de 2015, “Ana Inés Manzo de Torrico, mujer de los
libros”
[2] Como con otras decisiones de este gobierno municipal de facto del comisionado Jorge Cichero, al poco tiempo se comprobó que este argumento no era exacto, para no ser duro y decir “cierto”.
[3] Lamentablemente, quienes no tomaron conciencia fueron las autoridades del gobierno de turno ¿Qué podía decidir la comunidad cuando no había representantes del pueblo legalmente constituidos, ya que durante la dictadura autodenominada “revolución argentina” perdieron autoridad los Concejos Deliberantes, que son la voz del pueblo en los municipios.
[4] Agnelli Chalo (2019) “El Quilmero – diez años haciendo historia”. Ed. Jarmat, Bernal. Pág. 55
[2] Como con otras decisiones de este gobierno municipal de facto del comisionado Jorge Cichero, al poco tiempo se comprobó que este argumento no era exacto, para no ser duro y decir “cierto”.
[3] Lamentablemente, quienes no tomaron conciencia fueron las autoridades del gobierno de turno ¿Qué podía decidir la comunidad cuando no había representantes del pueblo legalmente constituidos, ya que durante la dictadura autodenominada “revolución argentina” perdieron autoridad los Concejos Deliberantes, que son la voz del pueblo en los municipios.
[4] Agnelli Chalo (2019) “El Quilmero – diez años haciendo historia”. Ed. Jarmat, Bernal. Pág. 55
Club Alberdi y no Alsina es el que alberga, desde hace años, a la Biblioteca Popular Pedro Goyena.
ResponderEliminar¡Síiiii!!! ¡jajajajaj! Siendo yo miembro de la Comisión Administradora de la Goyenba justo me equivoqué en eso. Muchas, muchas, gracias por advertírmelo.
Eliminar